domingo, 12 de junio de 2011

Mis letras de amor

                                                                                               Esteban Lopéz.


28 de Junio de 2015
Querido Diario:
Hace unos días tuve la firma de autógrafos por mi nuevo libro “Ánima color sangre”, dado que fui un tanto considerada con los fans al escribirlo las ventas fueron por demás substanciosas… quisiera decir que esto me hace feliz, digo soy una de las escritoras más exitosas de mi generación, pero esta firma de autógrafos me abrió los ojos sobre la realidad de mis lectores: Chicas adolescentes que tenían inquietudes tan estúpidas como que tenían que vestir para conquistar al personaje principal de mi novela,  y también había escritores snob que solo acudieron al evento para decirme todas las supuestas “fallas” en mi estilo de escritura. No sabía cómo debería reaccionar cuando empecé a dedicarme a escribir estaba psicológicamente preparada para “morirme de hambre” verdaderamente no me importaba vivir de pan y vino barato con tal de escribir algunos libros decentes, pero llegó el éxito financiero y la verdad nunca me he sentido cómoda con esto.
Pero entonces, el llegó. Era bien parecido pero no particularmente atractivo, usaba cabello corto y negro, era alto y delgado, su piel era pálida, tenía un hoyuelo bien marcado y una nariz puntiaguda. Cuando lo vi, creí que era otro escritor amateur que me insistiría en que leyera su mediocre trabajo, pero no, presento su copia de mi novela para que la firmara y dijo “Me encantó el hecho de que convirtieras a un personaje tan físicamente atractivo y hasta cierto punto carismático como José en un villano tan realista y perturbador, con miedo a insultarla, no entiendo porque ese personaje tiene tantos admiradores siendo que esta, al menos en mi opinión, en un punto más allá de la redención” Yo no supe cómo reaccionar, el había interpretado a mi personaje tal y como yo lo escribí, tenía tantas cosas que decirle pero había una fila enorme de personas que querían mi autógrafo, le di mi número de celular y le dije que me llamara.
Han pasado 2 días y no he recibido su llamada… ¿Lo habré apuntado mal? ¿Habré sido muy abrasiva? ¿O fui demasiado prepotente?... a lo mejor está aplicando la regla de los 3 días, según yo eso solo se aplica en las citas hechas en clubes nocturnos, pero yo sé de relaciones humanas lo que Bela Lugosi sabía de métodos para dejar la morfina… bueno ese chiste fue malo y deprimente, vale más que duerma un rato, hoy ha sido un día cansado.
Freud te bendiga
Alejandra Venegas.





1 de Julio de 2015
Querido Diario:
¡Me llamó! Tardó un poco más de lo esperado, pero me llamó ayer y me invitó a cenar, y para mi suerte se canceló la firma de autógrafos de hoy, por supuesto que dije que sí.
La cena fue estupenda, el se comportó como todo un caballero hasta el último minuto, sus palabras tenían un efecto cuasi hipnótico en mí, no era otro escritor pretensioso, era solo un lector aficionado y lo admitía con orgullo, sin embargo el tenía conocimientos comparables a los de alguien con doctorado en Letras: Kafka, Cervantes, Dante, Wilde, Neruda, y muchos más, estos temas los dominaba con total control, y su léxico, aunque algo redundante, era increíblemente fluido y poético…  No podía creerlo, por fin alguien con quien podía hablar, alguien que entendía la parte de mi alma que muestro en las letras que escribo, si al fin lo entendí: Todo era parte de un plan superior, mi éxito como escritora fue una elaborada triquiñuela para conocerlo, escritora y lector, sin saberlo mis letras eran para sus ojos y sus ojos eran para mis letras.
Pagó la cuenta y me llevó a mi apartamento, me dio un beso en la mejilla y se despidió.
Su nombre era Francisco, y yo estaba totalmente enamorada de él.
Freud te bendiga
Alejandra Venegas.







2 de Julio de 2015
Querido diario:
El tenía novia… ¿Por qué no lo menciono antes de que me ilusionara? No es justo, por fin encuentro a alguien de mi edad que no es un completo imbécil y resulta que no puedo estar con él. ¿Cómo pude ser tan pendeja? Me ilusione así sin más, dos pláticas y yo caigo como mosca en jalea, pero ya ni a pendeja llego, apenas y me puedo decir solterona urgida, tengo 27 malditos años y no he tenido una sola pareja, ni siquiera he dado mi primer beso, ¿Cómo carajos esperaba que alguien se fijara en mi?
Una vez bajados los humos, me doy cuenta de que estoy siendo un poco dramática, digo, si en verdad lo quiero, debo permitirle estar con aquella persona que el ame, quizás tenga más en común con ella que conmigo, quizás ella no sea tan prepotente e ignorante como yo y sea alguien de visión más centrada en la vida, alguien que no dependa de un diario viejo para desahogar los sentimientos que no es capaz de mostrar en el día…
No es el fin de mi mundo, puedo seguir siendo su amiga, incluso puede que su novia también sea mi amiga, mi felicidad podría llegar dándoles mis textos no publicados y que ellos me digan su opinión.

Quizás un día el me amara como yo lo amo a él.

Freud te Bendiga
Alejandra Venegas




5 de julio de 2015
Querido diario:
Ella… ella era una perra, así sin más, no podía creer como él era abusado y humillado por ella, cada que el trataba de tocar algún tipo de tema interesante, ella lo hacía callar, le decía que dejara de aburrirme y le recordaba sus “supuestas” deficiencias.  Cada que estábamos a solas ella me mandaba indirectas groseras y me miraba como si hubiera matado a alguien de su familia, ella se jactaba de ser el “mejor” partido que Francisco podía conseguir, los temas que le interesaban eran superficiales a más no poder, su gusto musical era vano y horrendo, su ignorancia era increíble y casi tan grande como su ego y prepotencia.
Ahora lo entendía, Francisco y yo si éramos el uno para el otro, mi misión era salvarlo de esa arpía que lo trataba como un perro callejero.
En respuesta a esto, ayer salí con Francisco, simplemente fuimos al parque, una vez completamente solos le dije cuanto lo amaba, como no podía seguir permitiendo que aquella bruja lo siguiera maltratando de manera tan cínica y que él era la única persona que me había aceptado en todas mis facetas.
Hubo un largo e incomodo silencio, entonces él me besó intensamente. Era mi primer beso, sus labios era tiernamente carnosos y su aliento tenia sabor a fresas y menta. En mi torpeza mordí su lengua al final, el simplemente sonrió, con una vitalidad que me era desconocida en el, me abrazó y nos fuimos a mi apartamento sin decir una sola palabra, no había nada más que pudiera ser expresado con palabras.

Yo era Dorothy y había llegado al final de mi arcoíris, no podría ser más feliz.
Freud te Bendiga
Alejandra Venegas




7 de Julio de 2015
Querido Diario:
Esto fue la gota que derramó el vaso, mi pobre Francisco esta en el hospital gravemente herido, y todo por esa puta.
La bruja mando a sus matones a golpear a Francisco, una vez que él había terminado su relación… Y la pinche policía no sirve para nada.
Estoy harta, ya se acabo, toda mi vida me han abusado de maneras horribles, pero ahora quieren tomar aquello más precioso de mi vida, pues no más. Ojo por ojo, diente por diente, ella no le volverá a tocar un pelo a mi amor.
Francisco… te amo.







9 de Julio de 2015
Querido Diario:
Mis manos están sucias…
Observé por días el interior de su casa, hombres fornidos entraban y salían, la muy puta se acostaba con todo lo que se movía, Francisco era solo un juguetito mas, ella solo quería marcar su territorio, mi furia crecía y crecía. En algún momento pensé en contratar a alguien para que efectuara este trabajo por mí, pero debía ser yo la que terminara con esto, ella debía sufrir de mi propia mano.
Planeé todo meticulosamente, compre una mezcla de analgésicos en distintas farmacias, conseguí una sierra de acero inoxidable, guantes y tubos de hule. Inocentemente, sin levantar la más mínima sospecha, Alejandra preparó su venganza,  ella era débil pero soportaba su propio dolor, pero al ser lastimado su ser más amado, la teta de de Alejandra se convierte en una bestia sedienta de sangre.
Observé que la “ex” tenía un hábito un tanto peculiar, ella preparaba su cena y en seguida, sin fallar ni un día, se daba un largo baño en lo que sus alimentos se enfriaban, que poco sabía ella de que esto la iba terminar matando… esta frase, aunque salida de thrillers terribles, sintetizaba el resto de la noche.
Una vez que ella había entrado al baño, yo entré por la ventana, disolví  los analgésicos en el licor barato que ella tomaría en la cena y me escondí. Espere escuchar el golpe, que llego casi inmediatamente después de que ella había salido de su baño, allí la tenía, ¿Quién hubiera pensado que su vida acabaría en mis manos? Ya nada importaba, ella había lastimado a Francisco y debía pagar.
Pareciera que imité el clímax de “Ánima color sangre”, la coloqué en el comedor, le hice torniquetes con los tubos de hule en todos sus miembros, me puse los guantes y tome la cierra. Los cortes fueron mucho más duros de lo que yo había pensado, no pude cortar los huesos, tuve que romperlos, me pareció un milagro que el dolor no la hubiera despertado aun, pero logré terminar el trabajo, tuve cuidado de colocar los miembros cerca de ella, pues esto sería esencial para el próximo paso.
Ella finalmente despertó, intentó gritar, pero nadie la podía escuchar, se dio cuenta de que sus brazos y piernas ya no eran parte de ella y me pidió piedad a sollozos. La mire fríamente y la bañe con algo del licor que ella había bebido, el resto lo rocíe por todo el comedor, tomé un cerillo, y el fuego terminó este macabro fandango.
Salí tan silenciosamente como entré, me deshice de mis ropas y herramientas para finalmente regresar al hospital. Francisco todavía no despierta…
Francisco te amo.
15 de Julio de 2015
Querido diario:
Los doctores hoy desmintieron cualquier clase de esperanza para el estado de francisco, había fallas masivas en muchos de sus órganos y tenia daño cerebral demasiado severo, su cuerpo apenas y podía seguir funcionando. La madre de Francisco decidió desconectarlo, ella no tuvo el corazón para quedarse más tiempo con él, pero yo debía estar allí hasta el final.  Francisco, te amo y estaré allí hasta el final.
Francisco y Alejandra el amor que no pudo ser.






2 de Agosto de 2015
Querido diario:
Todo acabó, Francisco murió, allí estuve, sosteniendo su brazo, y en su último segundo pude sentir su mano apretando la mía, y oler lo último de su aliento, que seguía, a pesar de todo, con ese olor a cerezas y menta. Abracé su cuerpo sin vida y le di un último beso, sus labios ahora sabían a sangre.
Ya no queda nada, no había plan superior, no había amor a primera vista, no había nada…
¿Por qué el destino me hizo esto? Me muestra el amor solo para quitármelo cruelmente… pero merezco todo, lo merezco por ingenua y pendeja.
La muerte en este punto sería un regalo, pero no, el destino que yo misma forjé es una vida de sufrimiento, días donde estaré siempre consiente de la muerte de mi propia ánima, días donde lo único que podrá hacerme seguir con mi vida (si a esto le puedo decir vida) son mis propias letras, trágicas, mediocres, presuntuosas y ridículas, pero mías al fin.
Día a día mis sollozos disminuirán, minuto a minuto me volveré afable a la propia soledad y los recuerdos de mi relación con Francisco pronto serán poco más que  los recuerdos de un dulce-amargo amorío de secundaria.
Conservaré este diario para tener el registro en tinta indeleble de mis primeras y últimas letras de amor, para saber siempre que este es un género que mis textos nunca deben tocar.
Freud te bendiga
Alejandra Venegas.

Esa noche en que entendí.

                                                                                           Saúl Bautista.


Mira caer la noche, esta tensa, aún de negro vivo, serpiente enredando su cuerpo cariñoso, en una arrabal de estrellas soñolientas.
Ha bajado al primer piso, con la tierna idea de los inviernos descubiertos, algo de otoño aun se dibuja en su mirada, y el tiempo, es la herramienta de la muerte.
Se ha quedado frente al televisor, sin ver nada, solamente le acompaña la triste frazada que acaba de descubrir que ya tiene diez años de edad, y aun se conserva a su lado…
En la repisa, ha removido todos aquellos retratos, que le hablen de recuerdos, porque prefiere no recordar, esto quizás le ayude con los problemas que la edad, han empezado a ocasionarle, quizás sin ver una cola tan larga, pueda creer que nació ayer… Sin embargo, esa noche ha decidido romper el pacto, ha ido a una tienda de veinticuatro horas y comprado un bote grande de helado, y lo que esa triste, ha descubierto, lo ha colocado sobre la repisa, para terminar de aceptar, que tiene los años bien cumplidos sobre su espalda…
Y le vienen a la memoria, tantas y tantas ideas de la escuela, los aires matutinos, las carreras, el momento en que entendió que sus padres envejecían, y se dibujaban sobre sus figuras, esa edad, que a ella, ya le sorprendía, y le daba el toque de sus padres sobre su cuerpo, y se tintura de mamá, de papá, de los hilos de la estirpe, y su desencajado ser…
Aún en el silencio, prende la televisión una vez más, después de haberla apagado, y mira los infomerciales, que ofrecen la belleza eterna, los elipsis de la juventud. Y allí están, ese y esa, los de siempre, tan admirados, tan ciertos, que en sus años primaverales prendía el televisor para mirarlos ser rebeldes sin causa, en una serie de imágenes tiernas, donde el amor ganaba… Ahora los ve promocionando energía sexual, y levantadores de busto… Hay un suspiro tierno… y de repente, el himno nacional, y lo deja ir… es que esa misma noche, ha descubierto que nunca tuvo patria, y que nunca tuvo idea, de donde es: estar realmente en un lugar…
He aquí que la noche se acaba, y han dado las cinco de la mañana, con su difuso pensar, y los pajarillos trovadores, comienzan a sonar la serenata y las mañanitas a un Dios desconocido; y les toma cómo si le pertenecieran, y por primera vez en su vida, ha decidido creer que la vida puede no existir, en esto piensa mientras oye los leves y  los grandes pasos de la vieja ciudad cansada y acelerada de siempre… Ahora la entiende, es que también ha llegado a su letanía, y cree, y tiene la certeza de que morirá… Y vela por un platillo de la época, los olores gustoso de la comida de siempre, y los colores de una bandera que nunca fue suya, hasta que se le antojo cagarse encima de ella, y hacer las pases creyendo que algún día lograran algo en conjunto, y alzar la vista al cielo y ver los miles de pajarillo trovadores de serenatas difusas y escandalosas de las cinco de la tarde, y morir a gusto en el pasto, siendo quien es, aceptando el soy, cómo esa razón que sólo puede comprender con pensamientos abstractos, el famoso mundo de las ideas, intangible, pero puede ser cierto, real… y hasta entonces sintió la necesidad de olvidarse de todo lo aprendido, no para aprender, si no para entender que de nada servía… Y esa nueva noche, en que ha guardado todo, y los póster de aquellas estrellas, que descubrió en un puesto de tianguis, los compro sólo para dar por olvidada la juventud de manera formal, y ha puesto sabanas sobre los muebles, y ha comprado más helado que nunca, y con un cono colorido, se ha sentado ha esperar la muerte…

jueves, 9 de junio de 2011

Dia de trabajo

Dia de trabajo.
Son como las 6 de la mañana un despertador en forma de piramide donde enterraban a los emperadores de Egipto me despierta. Me levanto algo agitado, tuve una pesadilla.
Estoy sudando, se que es temprano, dona chona aun no ha calentado el comal para preparar las gorditas. Ese  olor se penetra en el depatarmento todas las mañanas, el queso quemado, la masa cosida, la carne desebrada, ese olor penetra las mañanas, por eso me levanto temprano para no oler ese empalagoso olor.
Me baño, en la regadera, me quito un pellejo de piel muerta del dedo mientras pienso que cada mañana es una nueva vida. Y saco mi conclusión de que esa es mierda que sacan los psicólogos para que no te de el sindrome de Karoshi.
Salgo de la bañera, y me preparo mi desayuno, pan frances con machaca y chilaquiles.
El olor a masa cosida penetra mi habitación, prendo un cigarrillo para ocultar el olor.
Aunque el olor a queso quemado es aun mas fuerte.
Salgo de la casa, y paso por donde esta doña Chona al mismo tiempo que  camino la saludo con un cordial:
-Buenos dias Doña. Al mismo tiempo que levanto la mano,ella me contesta con un.
-Buenos dias. Con la misma hipocresía que yo.
El olor a gasolina quemada que penetra las calles, me hace caminar con mas rapidez a mi trabajo, y hace que ansie mas llegar, al mismo.
Prendo mi carro siempre lo dejo a una cuadra de mi casa, por que mi vecino toño siempre me roba mi lugar de estacionamiento. Tambien toño les a dicho a todos que soy  homosexual, trabajo donde mismo que yo.
Subo al carro, y me voy al trabajo, prendo la radio, y esta la cancion de creedence- ¿have your ever seen the rain?.
Llego al trabajo. El guardia me revisa. No encuentra nada.
Camino lento, escuchando el sonido de mis pasos, saludando a mis compañeros de trabajo, levanto las manos mientras sonrio, me da el olor de la alfombra mezclado con el del papel, llego a mi oficina, saco de mi escritorio, una botella de licor, tomo en un vaso.
Meto mi mano a mi Portafolio, y comienzo a trabajar. Pasa una hora, no he terminado el reporte que me han pedido, a si que llega mi secretaria y me dice. Que el Licensiado Izcarraga lo necesita con Urgencia, Asi que meto mi mano a mi portafolio, Y saco una pistola semiatomatica, y apunto direcctamete a su cabeza, la bala le tranpaza y se ronpe uno de los cristales que esta enfre de mi oficina, La pistola tiene un silenciador nadie escucha el disparo.
La sangre penetra la alfombra, y los cesos se ven tranparentes atravez de su cabello, el olor a sangre cosida y plomo penetra el cuarto.
Salgo de mi oficina, y un señor me dice, gerente por favor, levanto la pistola y jalo el gatillo.
Volteo a mi alrededor, y la gente empieza a correr, traigo 2 cartuchos, mas en mi bolsillo derecho, comienzo a disparar. La gente vuela, la sangre corre, el licenciado izcarraga, chilla como un bebe pequeño a pesar de ser un ser humano de gran carácter y muy orgulloso. Pienso que toda la gente le tiene miedo a morir, que todos le temen a no ser eternos. Su sangre tambien es roja como a la de los demas empleados.
Y toño me pide perdon, es extraño como es que el respeto se gana con miedo y no con amabilididad. Cruje su craneo desde mismo modo que el resorte de mi pistola.
Regreso a mi oficina, camino entre charcos de sangre, Tomo la pistola, abro la boca y disparo.

lunes, 28 de marzo de 2011

Humanidad

Segundo puesto
Humanidad
De Esteban

Humanidad
El niño moría lentamente, su padre le había roto muchos huesos y le había provocado una hemorragia interna. Su madre lo había visto todo, y aun así, no hizo nada para salvarlo. Su padre no hizo más que verlo con desprecio durante esos últimos momentos. Todo se tornó oscuro, antes del fin una palabra pasó por su mente: odio.

El Dr. Karma analizaba el cadáver de su hijo, dándose cuenta de que sus acciones no habían causado mutilaciones mayores, ordenó indiferentemente a su esposa “Josefina, mi escalpelo”. La mujer estaba en estado de shock,  el doctor, claramente molesto, le propinó una fuerte cachetada “Querida, ¿Acaso no quieres que tu bebe despierte?”. Karma tomó sus herramientas y se encerró en el cuarto donde estaba el niño fallecido, dejando a la madre afuera llorando y sangrando del bofetón.

Treinta horas después, Karma dejó entrar a Josefina a la habitación. En el sillón estaba en muchacho en perfecto estado. “Que la apariencia no te engañe, no  pude salvar el cuerpo de nuestro niño.” Tomó el escalpelo y cortó un pedazo generoso de la piel del hijo, revelando un complejo sistema de circuitos incrustados en los pocos músculos orgánicos que quedaban.  La mujer estaba horrorizada “¿Qué…es eso?”. Karma sonrió cínicamente “Tu nuevo hijo, Julius 2.0, con algo de suerte a este si le podremos inculcar algo de disciplina y modales” Sonrió cínicamente y dejó  la habitación lentamente “Espero la cena a las 19 horas, Julius despertará mañana temprano, así que más te vale cambiar ese semblante, no quiero que detecté tu pesimismo inmediatamente”.

Julius 2.0 estaba por fin activado, su padre lo recibió en el laboratorio “Buenos días hijo, posiblemente te sientas un poco confundido, yo soy tu padre, la mujer que conocerás al salir de la habitación es tu madre.” Karma le acarició el rostro “Por lo pronto dame una sonrisa” Julius conservó su expresión estoica  “Solo bromeaba…”.

Julius veía todo en unos y ceros, con el tiempo fue recobrando recuerdos de  su vida pasada, pero aun así, las atrocidades de su padre eran para él lo mismo que cualquier proceso binario. Se limitaba a decir “Si” y “No” cuando se requería, obedecía con rigidez mecánica los mandatos de su padre. Entonces esa palabra regresó a su mente: odio.

Karma despertó para ver a su hijo frente a él “Aun es temprano mi niño, espérame en el laboratorio un rato más.” Julius inmediatamente le rompió el cuello, Karma quedó apenas vivo “Josefina… ayúdame…” La mujer no le dio importancia a la súplica de marido y empezó a correr.
Durante una hora Josefina trató de esconderse en la casa pero todo fue fútil, Julius la alcanzó y con su propia mano, le atravesó la garganta.

3 Meses estuvo Julius 2.0 a lado de los cadáveres de sus padres, sin comprender el acto que acababa de realizar, su base de datos lo llamaba “Venganza” pero ninguna definición lo hacía comprenderla. Entonces llegó otra palabra: Culpa.

Julius se auto-destruyó, la explosión dejó la casa hacha cenizas, no quedó vestigio de ningún ser vivo en el área.
Días después en medio de la ceniza, nació el capullo de una rosa blanca, y de los Karma, jamás se volvió a saber.

El resto

Primer Puesto.
El resto
De Saul Bautista

He despertado. Con mucho dolor, los riñones se me escapan. Hace tanto, pero tanto, que no he podido dormir.

Aquí, aquí, sólo nos quedan los últimos, señores y señoras, sólo un millón…

Estoy despierto, si, estoy despierto.
Es que no distingo cuando duermo y cuando sueño, son las mismas imágenes encima de mí, apenas puedo respirar.

Es la última solución, y lo lamento más yo…

No, no… sobre mi mano, tenía una hoja de césped. Todo cambia, todo anda, y el resto del mundo sigue su paso, me ven, me ven en las tinieblas y no dicen nada.

El presidente de los Estados Unidos extendió un comunicado, y cree que vamos por buen camino…

Ojala fuera más rápido.
Quise hablar con ellos, me reuní a las marchas, y nos balearon, soldados gringos mezclados con mexicanos, un tutti fruti de hijos de la chingada, disparando a la masa, niños, mujeres, ancianos, hombres, no les importo; disparaban al bulto de gente huyendo, y al que el dieron, ja…, bien.
Se dieron el lujo de matar, violar, exhibirse como las bestias salvajes que son.

No es una buena noticia, pero, México se ha unido al decreto K50 expedido hace unas semanas por el presidente de los Estados Unidos…

- Revolución compa, revolución, es todo lo que nos queda a los pobres, revolución…
- Ojala no fuera así.
- Así es compa, Ramírez trae una cerveza y tira las cabezas por el despeñadero.
- Si coronel.
- Eso le digo yo. Es lo único que nos queda a los pobres… verdad mi coronel.
- Luchar o morir.
- Ojala…
Y de nada sirvió, continuamos la lucha, las ganas, la espera.
En un mes, habían matado a tres cuartos del total de revolucionarios en el país, aquí como en China, la revolución, no salvaría a nadie.

- Y no les parece injusto por las personas que no pueden pagar.
- Ese no es mi problema, sólo fabrico, si no lo hiciera, nadie podría conseguir uno. Mire el problema no es mío, es del gobierno, pero no lo cuestiona porque le tienen prohibido hacerlo.
- Cierre la boca.
- Ocupan un enemigo, lamento ser yo, pero sólo fabrico.
- Es un descarado.
- Usted una vieja argüendera y mentirosa.
- Corte comercial.

Ya no hay disparos.
Ya no hay más sangre, no la veo en ninguna parte, sólo en mis costados.
Ya no hay gritos, sólo un zumbido de la vida que continua.

El presidente explicó y lloró en un emotivo discurso: …lamento las pérdidas, pero eran personas que ya les era  imposible sobrevivir…, el mundo está despoblado… Expresó.

Están bonitos, le dije a mi hija, muy bonitos. Ella dijo que si tendría uno; claro que lo tendría le dije, y claro que era mentira. Costaban mucho, eran pequeños, en cada uno sólo podía vivir una persona, la maquina se movía, tenía potencial para desplazarse durante un mes, refrigerando comida, era como una casa pequeña. Nos sorprendieron a todos las demostraciones, parecía que tenían vida propia, detectaba vida humana cercana y se acercaba, podía encontrar lugares menos contaminados, y podía defenderse si algo lo atacaba.

- El gobierno me ha ofrecido uno. No lo quiero.
Compañeros, sigo liderando este movimiento… ¡sigo liderando está revolución!

Somos el resto.
Tome a mi hija del cuello, y la dormí.
- Aún no, viejo.
Uno de mis hijos todavía no se dormía, y vio cuando les pegue un tiro a su hermana y a su hermano.
- No papá – Dijo llorando. – Déjeme morirme por la buena.
Y así fue, lo vi retorcerse, ese pequeño y escuálido cuerpo se convulsionó frente a mí.

Se ha escogido la manera en que se repartirá, los necesarios, los siempre necesarios…

He despertado. Con mucho dolor, los riñones se me escapan. Hace tanto, pero tanto, que no he podido dormir… y sin embargo he podido despertar, ver está nube disipada proveniente de ninguna parte, un ataque lejano dicen, imposible sellar, sólo hay una posibilidad, escarbar, escarbar cuatrocientos kilómetros bajo tierra, nadie puede hacerlo en tan poco tiempo… esas maquinas si…, lo hicieron. Y las miles de maquinas sobrevivientes, que abren entre llantos sus cofres de carga y bajan a los hombres y mujeres de piernas dormidas, y comienzan a levantar el alma de la siempre bendita patria, que vela por todos… que acomoda el resto de hombres, que no valía la pena salvar…

viernes, 28 de enero de 2011

Acerca del "blog".

Este Blog se dedica a la expocision de la literatura libre, y libre expocision de cualquier manera literaria. 
Tambien se contiene una competencia acerca de un tema escojido semanalmente, los cuentos son examinados por algunos literatos, se escogen los 3 mejores y se publican según su calidad.
También si gustas sólo enviar un poema una expocisión acerca de lo que gustes: Son Bienvenidos.




El tema de esta semana es:
"Idolatria Artistica".





Los cuentos se pueden mandar a:
Sony934@hotmail.com




Mis ultimos minutos de vida.


                                                                Tema: Y si mañana muero.
Primer lugar.

20 de Septiembre de 2015, 11: 40 pm
20 minutos antes de mi muerte, pero tal cosa en este momento seria un alivio, con mi espina rota y mi lengua arrancada, este escrito y algunos analgésicos baratos son lo único que evita que muerda mi brazo hasta arrancarme una vena, solo espero no perder la poca cordura que me queda en los próximos 20 minutos.
¿Qué fue lo que llevó a un pobre diablo como yo a esta situación aun más patética? El amor por mi hija.
15 de febrero de 2014, 5:35 pm
Desde que la perra de su madre me pidió el divorcio, todo mi salario fue a parar con ella, y sin embargo las sanguijuelas que tiene de abogados se negaron a concederme el derecho a ver a mi niña a menos de que diera al menos el doble de dinero “¡Me niego a que me hija vea a su pseudo-padre que ni siquiera le da para comer decentemente!” Maldita zorra hipócrita, de seguro se gastaba el dinero en sus amantes, pero ella ya no importa…
Necesitaba el doble de plata para ver a mi hija, pedir un aumento salarial seria una total falta de sentido común, al igual que conseguir otro trabajo, a duras penas podía conservar mi empleo actual. Con el paso de algunos meses me resigné a que nunca volvería a ver a mi hija sonreír.
Entonces apareció Samael, el parecía saber exactamente por lo que yo estaba pasando, simplemente me ofreció lo que él llamaba “Caridad humana”, al principio le dije que no quería limosna, el solo respondió “No es ninguna limosna,  amigo mío, es un préstamo, pero no te preocupes, no te pediré un solo centavo, solo espero que cuando el momento llegue tu me hagas un pequeño favor”. Yo no confiaba en lo más mínimo en  aquel hombre, de hecho estando en cualquier otra situación le hubiera dicho que no, pero yo quería volver a escuchar a mi niña cantar, abrazarla, llevarla de compras, y leerle cuentos al final del día, cualquier precio que hubiera que pagar al final lo valdría, estaba dispuesto a tomar aquel riesgo.
20 de septiembre de 2014, 10:00 am
Para Samael su palabra es parte de su carta de presentación, inmediatamente recibí el dinero que necesitaba para volver a ver a mi pequeña y me sobraba suficiente para consentirla, pues su puta madre definitivamente no lo haría. Mi felicidad duró un año entero, la niña esperaba ansiosamente el fin de semana para ver a su padre, ella me platicaba de cualquier cosa que le interesara con una gran confianza, incluso me enteré primero que su madre de que ella había tenido su primer beso, solo me dijo “No le digas a mami, no quiero se enoje, me castigue y no te pueda ver la próxima semana.” Yo me reí a carcajadas por primera vez en años, verdaderamente no entiendo cómo una persona tan pequeña, me hacía sentir tan grande.
20 de septiembre de 2015, 00:00 am
Un año exacto pasó, después de dejar a mi hija en casa de su madre me retiré a mi apartamento, después de dos horas de malos programas de televisión caí dormido, solo para ser despertado por Samael quien sin más ni menos dijo “Come, bebe y coge, que en 24 horas te mueres” colocó un reloj de arena plateada en mi escritorio “Si tratas de hacer cualquier cosa, las consecuencias no serán bonitas…” Por último él me besó robándome la poca vitalidad que me quedaba, por primera vez me di cuenta de algo increíblemente obvio para cualquiera que no fuera un completo idiota: Samael no era humano. Y así sin poder moverme, dormir o siquiera llorar pasé mi última noche.
En el instante que salió el sol, me levante de la cama y corrí hacia mi auto, tenía que ver a mi pequeña una última vez; Pisé el pedal a fondo, milagrosamente no choqué con nada y llegué a casa de mi ex-esposa, ella me abrió de manera cínica, alegó que no me dejaría acercarme a mi hija a menos de que le pagara el dinero de este mes “Miriam, mañana me muero, necesito ver a mi hija, explicarle porque su papá ya no la va a ver”  ella me sonrió condescendientemente “¡Que conveniente! ¡Déjate de pendejadas y dame el pinche dinero, si no, déjanos tranquilas!”.
Fue razonar con ella probó ser fútil, regresé al carro, tome una pluma y una libreta, escribí tratando de explicarle de la manera más humana posible el porqué ya no iba a estar, una hora después me escabullí a la ventana de su habitación y metí la nota por debajo.
20 de septiembre de 2015, 6:00 pm
¿Ahora qué podía hacer? Estaba demasiado asustado como para intentar hacer algo contra Samael,  verdaderamente ya no me quedaban amigos a los cuales anunciarles mi muerte y mi fe estaba demasiado muerta como para ir a la iglesia, pero había un templo en el cual pasar antes de irme de esta tierra: El bar.
Las luces de neón y el olor de licores baratos llenaban el ambiente, pedí varias bebidas al azar, el sabor ya no importaba, solo quería olvidarme por un momento, por pequeño que fuera, de toda esta mierda, pero no, Samael no me lo permitiría, ¿Verdad?
20 de septiembre de 2015, 8:38 pm
Ya había comido, y bebido, pero faltaba un último pendiente, mi acompañante para mi noche final. No tuve que buscar mucho, casi inmediatamente se me acercó una pelirroja con algunos kilos de más, pero increíblemente bella, tenia cierto brillo en los ojos que me seducía, honestamente, quería poseerla en mismo momento que la vi… “900 más el cuarto” me dijo,  pagué la cuenta de las bebidas y la llevé al hotel más cercano.
Por un momento por fin pude olvidar a Samael, a Miriam, incluso a mi hija, en mi mente solo estaba aquel éxtasis animal. Su orgasmo llegó primero unos cuantos minutos después el mío llegó a terminar nuestro acto carnal, cayendo ella dormida en mis brazos mis ojos poco a poco se fueron cerrando llevándose consigo la imagen de aquellos senos suaves y pecosos.
20 de septiembre de 2015, 10:58 pm
Un sonido metálico me despertó, prendí mi teléfono para revisar la hora, me quedaba una hora, me recosté unos minutos para poner en paz mi mente y prepararla para el fin, cuando escuché la puerta abrirse “¿No leíste el letrero de no molestar, pendejo?” grité sin voltear a ver al intruso “Perdóname mi amigo, ¡Vaya modales los míos!” Esa voz era de Samael, no había duda, quedaba una hora y sin embargo el ya estaba allí “¡Que lastima que los hijos de esa mujer no vayan a ver a su mami de nuevo!” Samael se acercó y tocó a la mujer, ella despertó solo para dar un agudo grito de agonía para después convertirse lentamente en ceniza. “Mi amigo, creo que te dije que no trataras nada gracioso, y sin embargo le contaste de nuestro a trato a tu niñita.” Intente justificarme, pero mis labios no podían moverse “¿Sabes lo que yo hago con gente que dice mis secretos cuando prometió no hacerlo?” mi mandíbula se abrió hasta casi romperse, él tomó mi lengua con su mano desnuda y la arranco como si fuera el tallo de alguna planta “Y luego, te doy la libertad de hacer lo que quieras hoy y ¿vas a lugares de mala muerte como este? No mereces el privilegio de transportarte, es más, ¡Te lo voy a embargar por mal uso!” Me colocó boca abajo y con un solo pisotón destrozó mi espina dorsal. El dolor era agonizante, Samael tiró un par de pastillas a mi mano “Eso calmará un poco tu dolor… ¿Sabes? te queda más o menos una hora, te puedo dar pluma y papel para que te entretengas, pero quiero algo a cambio…” Dio una sonrisa llena de cinismo “Sabes tú ojo izquierdo es excepcionalmente brillante y hermoso…”
 21 de septiembre de 2015, 12:00
Oficialmente ya llegó mi “mañana”, solo puedo ver el papel y la tinta con los que escribo esto, puedo oler azufre y plomo, y solo puedo escuchar a Samael cantando “Le jazz hot” , mi fe está muerta, no espero ir al cielo, sinceramente no creo que pueda descansar en paz una vez que Samael acabe con su juego.
¿Qué hace que un pobre diablo como yo, en una situación aun más patética, siga escribiendo con la espina rota, la lengua arrancada y un ojo amputado? El Amor por mi hija.
Todo se pone oscuro.
Mi niña, te amo.
Querida Sofía.
Soy tu papá, posiblemente te estés preguntando porque no te he llamado, pues lo que pasa querida es que ya no te voy a poder visitar otra vez, un hombre malo le dio a papi algo de dinero para que mami no se enojara con nosotros cuando saliéramos a pasear, pero ahora ese hombre malo va a mata  llevarse a papá a un viaje muy largo  ese hombre malo va a hacer que papá se duerma para siempre. Pero no creas que es culpa tuya o de mamá, mi niña, los momentos que pasamos juntos fueron de lo más bonito que pude disfrutar mientras vivía.
Nunca olvides que tuviste un viejo que, aunque idiota, supo desde un principio que tú eras la mujer más hermosa en este mundo, un viejo que aunque se equivocó, siempre fue feliz de pasar contigo cada momento disponible, y lo único de lo que se arrepiente es de que ya no te va a ver crecer, nunca conocerá a sus nietos y no te entregara en tu boda…
Hija mía, mi niña, mañana me muero, no quiero que cometas los mismos errores que yo, no dejes que tu madre te controle, no dejes que nadie te mueva del camino hacia tus sueños, quiero que vivas las experiencias que yo no, que saborees los platillos que nunca me atreví a probar, que huelas mil y un fragancias y no restringirte a solo una, y quiero que seas feliz como yo solo lo fui al estar contigo.
Sofía, mi palomilla, guárdame en tu corazón y estaré siempre contigo, cuando sientas el viento particularmente agradable soy yo dándote un beso, cuando sientas el sol calentándote cuando sientas frío seré yo dándote un abrazo y cuando estés triste y empiece a llover, seré yo llorando contigo.
Te ama aquí y en la otra vida.
Tu padre: Vicente.

Esteban Lopéz.

Sensación de las diez de la noche.

                                                                     Tema: Y si mañana muero.
Segundo lugar.


He repetido la misma rutina en las últimas noches con la esperanza de que tal vez en una mirada sencilla, se pueda cumplir la fantasía que tanto he soñado. Quizás tenga que ser un poco más natural cuando me acerco a ella; cuando se revela curiosa, y hace una extraña mueca con la boca y la mirada que exhibe su desconcierto, por verme formado en su caja saturada de compradores y carritos repletos de mandado, y pudiendo pagar en otro lugar, donde hay menos gente. A ella le es extraño porque siempre lo hago, me quedo con ella, en su caja, admirando como pasa los productos por el escáner infrarrojo.
- Señor, pueden cobrarle aquí a lado.
- No, está bien.
- Señor yo le cobro.
- No, está bien.

Oscuridad afuera, siempre oscuridad, liviana, pintada en los ríos de una lluvia lunar, sobre un frío sutil. Camino lento, no porque no tenga a donde llegar, si no porque no tengo como dormir… y  cómo dormir un sueño que se sueña despierto.
El metro pasa lento en está ciudad rápida, y me detengo a mirarlo; aprecio el leve sonido de su canto abierto, callado, se le quiebra la voz de muerto y herido, y sigue su paso. El metro, el mismo de toda la pinché vida, crecí con él, ahora vivo en y atraves de él.
El tiempo juega conmigo, se sumerge en la telaraña de la lentitud rápida, acuchilla perniciosamente, y saboreo el deleite de un dolor vivo, real, y finalmente de las mismas y eternas lagrimas.

- Buenas noches, vuelva pronto.
No la quiero mirar a los ojos, tengo miedo, me cuestiono.

Es fresco.
Oscuro, siempre oscuro.
Quiero vivir desnudo en ese momento, brincar a las vías del metro y dormir sin preocupación, salir corriendo y gritar, sentir mi piel viva y sin telas, sin atavíos extras sobre el césped húmedo, y… a ella, a ella, quisiera decirle que le quiero de alguna manera… Hace días desperté otra vez solo, pero a diferencia de la soledad (Algo común), con la terrible idea de que moriría mañana. Por alguna extraña razón, me senté frente al metro, todas las noches a las diez, y espere la muerte, cuando daban las doce sentía el alivio de que seguiría viviendo. Entonces sentía ese alivio verdadero sobre los lagrimales secándose y ardiendo sobre caminos rojos.
Cuando comíamos quise decírselo, ella me miró.
- ¿Qué te pasa?
Y sentí la misma necesidad de decirle de mi cariño, y esos años de diferencia se hicieron bloques en su mirada.
- Nada. Nada.

Ahora me detengo todas las noches con la misma idea desesperada que no se ha podido hacer realidad. Y desde las diez de la noche contemplo las vías del metro con el mismo cántico, y con un chocolate Hershey y una soda. Alguien juega conmigo, si hoy debía morir, porque no sucede nada.
Esa mirada a terminado de revelar una idea distinta y difusa, sobre un paso tranquilo en la frescura de la noche, y los días idos, y el tiempo caminando con la sangre sobre sus pies descalzos… Y me cuestiono al verla.
- Son catorce pesos.
Cómo será el amor de una bizca, cómo será su mirada de cariño, cómo dirá te amo y se comerá tus ojos al hacer el amor… El sentimiento se ha ido, y me ha dejado libre una noche, y me atrevo a preguntarle.
- ¿Quieres tomar un café?
Hoy iré al metro.

                                                                                         Saúl Bautista.

Ulises y Paco.


                                                                       Tema: Y si mañana muero.
Tercer lugar.
Por: Alejandro Luna.

-¿Y si mañana me muero? ¿Y si mañana me enfermo?
No, no puede pasarme esto a mí. Me lavo las manos antes y después de comer, tomo el jabón nuevo, por que el que se utiliza mas de una vez tiene bacterias y esas bacterias me pueden matar, tomo el jabón el nuevo, primero le hecho agua caliente casi hirviendo para que se afloje la piel muerta, después me lavo las manos minuciosamente, detrás de las palmas, las palmas, debajo de las uñas, y me las enjuago hasta me quito la piel vieja.
La comida no quiero que la toquen me caga la comida procesada quien sabe por cuantas manos paso antes de estar en mi boca.
¿Y si  mañana me muero? ¿Y si mi corazón deja de latir?
No por eso como sanamente, frutas y verdura fresca no importa cuanto me cueste.
 ¿Y si mañana me muero? ¿Y si me pasa algo en la calle?
No nada de eso, eso no me puede pasar a mi, trabajo en casa, y le pago a paco para que valla por mis mandados y cuando crezca estoy seguro que abra otro niño al que pedirle que me los traiga.
Esto pensaba Ulises todas las mañanas, que siempre hacia lo mismo, era dueño de una empresa de cabronas, pero el pobre hombre no podía disfrutarla debido a sus miedos.
Vivía en un departamento, a pesar de que podía comprar la mitad del mundo y le sobraba cambio para darle al portero.
Ulises se levanto en la mañana, hizo su rutina como de costumbre, se lavo las manos, se baño, le pidió a paco que fuera por su comida y mas jabones, el obedeció, cuando se los trajo, estornudo por accidente en la mano derecha de Ulises, el se metió con mucho pánico dentro de su casa, pasaron algunas horas, y le comenzó a dar calentura,
 Y vio todo desordenado, se metió en su cuarto y tomo una pistola,  se acomodo en su cuarto, temblando esperando, se abre la puerta a la fuerza y entra paco con la cara llena de sangre y entonces….
Y bueno antes de continuar, déjenme hablarles un poco de paco.
Paco, no era un niño en realidad, era un adolescente, desentrañadle, había crecido con el mito de que los niños nacen de Francia, la cigüeña, santa clos, el ratón de los dientes, los reyes magos, dios. Demás de mitos. Cuando con el tiempo descubrió las mentiras ejercidas por sus padres, se convirtió en una persona desconfiada y cabizbaja, muy triste y más autodestructivo.
-¿Y si mañana no me muero? ¿Y si mañana sigo vivo?
Me levanto en la mañana, me fumo un gallo, me chingo a la vecina una o dos veces,  me voy con el barrio un rato ha tirar el rol, y mientras nos fumamos otro gallo,  en la tarde es hora de irnos con los greñudos locos, esos metaleros que le pegan hasta el resistol, y a veces aplican el clásico dicho si no tienes hazlo tu mismo y se ponen ha hacer metas.
Nos atizamos hasta ponernos como pollos, y tiramos nos vamos al parque de los 60º, hay vemos haber que recato se nos pone fiera.
Llego en la noche al cantón donde la jefa me pregunta, donde chingaos anduve y yo le digo en la escuela, ella como se la pasa trabajando ni cuenta se da.
Ese día, paco se levanto como de costumbre, se quería fumar el gallo, pero se le había acabado, así que no pudo chingarse a la vecina, así que fue con su amigo el barrio, el le dijo que no tenia tampoco el así que fueron por algo de Marihuana, pero no tenían dinero, y al fin llego su salvación Ulises. Le hablo, y le pidió comida y jabones, en camino, encontraron a un japonés con marihuana, y se la robaron, se fueron a la casa, pero estaban los Greñudos, con unas metas nuevas que al contacto se decía causaban hasta calentura, al tomarla se les callo un poco en la comida, para se mas especifico, entre la bolsa de soya que siempre escupían o muchas veces aventaban semen en el solo para burlarse de Ulises. Se metieron algo de meta por la nariz, y se fueron a la casa de Ulises.
-Ya pegado el levanton no hay que nos detenga mi barrio.
-Simon paco, ¿hay que ir por algo de refin antes de dejar el mandado no?
-Arre Cúa. Los ojos de paco y de el barrio estaban rojos y las pupilas dilatadas, se notaba lo drogados que estaban.
El barrio y el paco se conocían desde muy niños, son amigos de toda la vida, se defendían cuando el bravucón de Agustín iba tras ellos, recuerdo que escuche que una vez paco por defender a su amigo el barrio le pego con una piedra en la cabeza al Agustín cuando apenas tenia 10 años, el Agustín cayo al piso desangrándose. Expulsaron ese día a paco de su primera escuela.
Después cuando los amigos de Agustín golpearon a Paco, pues Agustín era de 14 y apenas estaba en 6 de primaria, junto a sus amigos y quiso ir a pegarle a Paco, lo golpearon con cadenas, con piedras, patadas, la sangre salpico los colores que representaban el “Barrio” de Agustín. Miguel junto a todos sus primos conocidos, y demás para vengar la ida al hospital de su amigo Paco, desde entonces conocen al Miguel como el barrio pues el junto a todos, fueron tras ellos, los encontraron fumándose un gallo, con los mayores. Los mayores eran un grupo de cholos de la vieja escuela que se dedicaban a reclutar niños. Los mayores les dijeron:
-que esto sea tiro limpio
-Simon que si. Dijo el barrio con enojo. Seguido de eso al Agustín bien marihuano, y se comienzan a pelear, el Barrio, le comenzó a pegar, en la cara y el por el mal estado que tenia cayo al piso, el barrio, lo golpeo tanto, nadie se metió hasta que le rompió la quijada y los nuditos estaban sangrando por tan salvaje golpiza propinada.
Se sabia que el Barrio y el Paco, eran famosos desde ese día en la cuadra, por eso los mayores les vendían marihuana mas barata de lo común, por eso el día que mataron a paco, todos los cholos hasta Agustín fueron.
Cuando terminaron de comer, fueron a dejarle los víveres al Ulises, pero no podían con los estornudos, que le había causado las metas, cuando llegaron con Ulises, Paco estornudo por error en su mano.
Con el tiempo Paco y El barrio tenían calentura y nauseas así que fueron a conseguir algo de yerba pues la del japonés se había acabado.
-Se escucho en la calle que el Agustín enveneno la mezcla de los greñudos.
Ese chisme les llego a paco y el barrio.
así que quisieron regresar a su casa a ir con su madre a decirle que había pasado, pero como el veneno les había pegado directamente en los pulmones, regresaron y entraron a la casa de Ulises, y entre lo atarantados que se encontraban buscaron por todos lados, la puerta de la salida, y entraron en un cuarto, en ese momento escucharon un ruido, era Ulises, se metió en su cuarto asustado con una escopeta de doble cañón que tenia ala mano en caso de que se metiera un ladrón, cuando escucharon el cerrojo los chicos, pensaron que se habían salido con la suya.
Así que entraron por error en el cuarto de Ulises.
Ulises, tirado en el piso, tenia la frente llena de sudor frío, pensaba, Y si me muero, y si el ladrón esta armado.
Paco pensaba, en que mañana se quería ir con la vecina changársela por última vez, la quería. Paco se dio cuenta que el verdadero tesoro es la vida solo cuando el sonido lo dejo sordo, solo cuando el disparo del doble cañón de la escopeta perforo su rostro cicatrizado y salpicado de sesos la ropa del barrio, y enveneno el alma de Ulises.
El olor a sangre Enfermo a Ulises. Cuando Ulises se dio cuenta quien era arrepentido cambio de dirección su arma y apunto directamente a su boca y como ultima pregunta se dijo. ¿Y si mañana no me muero y si mañana sigo vivo, como soportare la culpa?
 Yo nunca lo olvidare, paco era mi mejor amigo, y la carga no estaba envenenada, respetaban tanto a paco en el barrio que hasta el día de su muerte Agustín fue a su funeral.


domingo, 23 de enero de 2011

La mujer de mis sueños rotos.

1 Lugar
                                                                                        Tema: sueños.


 
- ¡Déjate de chingaderas!
- No espérame, te estoy hablando bien, no seas canijo.
- Mira cabrón, tienes varias formas de cooperar, tú escoges, pero no me hagas perder mi tiempo.

Aquellos años padeciendo una vela eterna, Antonio Castro se recostaba sobre la cabecera de su cama, intentando descifrar los enigmas del sueño, su pequeño librero se había llenado de distintos libros que hablaban de los procesos físicos, oníricos, sensoriales y psicológicos del sueño. Sin embargo aun padecía de los problemas para dormir; éste había sido el problema de toda su vida, a sus cincuenta y seis años de edad tenía la cuenta de medio siglo despierto, durmiendo a medias, sólo cuando el cansancio le vencía por completo.
- Conozco un remedio que no me vas a creer, pero tú dirás.
- Es que no creo en esas cosas.
- Me cae que pendejos como tú, sufren porque quieren; a veces es bueno abrirse la mente.
- Éste problema lo he tenido toda la vida, desde que tengo memoria.
Antonio Castro lo había intentado todo, excepto el recurso de su amigo Eleuterio Mina, ávido en las magias ocultas y vaivenes de la oscuridad. Mina había aprendido mucho sobre medios de magia ancestral en su pueblo, practicaba limpias y demás métodos de hechicería, alguna vez le leyó las cartas a la señora de Castro, una tarde de esas, cuando paseaban por el parque y ella invito al marido a entrar en el local de Mina, sólo por curiosidad, entonces Eleuterio predijo la muerte de la esposa de Antonio; entonces el viudo regresaría muchas veces a platicar con Mina, hasta hacerse buenos amigos, por los sabios consejos del hechicero.
- Hazlo hombre, si me escuchas, pronto estarás durmiendo. No te creo nada, tú esto lo pescaste el día que te mataron a tu mujer. Es miedo cabrón, hazme caso.
En ese detalle se equivocaba, claro que Antonio Castro padecía muchos miedos, y el asesinato de su mujer lo lastimó y le provocó un trauma, pero el mal del insomnio, había empezado desde muy pequeño en una tarde sonrojada, en que sintió una soledad  y una melancolía de viejo a los cinco años, y que empezaría a perseguirle por el resto de su vida. Castro no recordaba éste hecho, si quiera sabía a ciencia cierta cual de sus males era la verdadera causa del insomnio, su soledad natural, sus miedos, la melancolía, o algún trauma que se alojó en él, sobre el paso de la vida.
- Cuando duermo, cuando lo logro, no sueño…
Está sentencia le obliga a Mina a insistir, y Antonio Castro se empeñaba en decir que no, más porque esas eran cosas que él se empeñaba en decir que eran falsas.
- Entonces que chingados vez cuando estás dormido.
- Sólo cierro los ojos y luego los abro, es como ver una pantalla negra, y luego que aparezca la primera imagen de la mañana.
- Hazme caso hombre, no sea pendejo y hágame caso.

Antonio Castro tenía múltiples recuerdos, y muchas veces con ayuda psicológica, los había visitado a fondo, con el único fin de saber la razón de su mal, sin embargo su cerebro había borrado el recuerdo del primer momento en que empezó a sentirse así. En las múltiples sesiones psicológicas pudo encontrarse en una habitación vacía esperando a sus padres que llegaran, otras veces rodeado de muchas personas, y aún así en un mundo suyo, donde estaba solo, también pudo ver a las muchas personas que le habían rechazado y los muchos que pasaron por su vida y alguna vez lograron humillarlo. ”Secuelas”, algo así decía la psicóloga, que sentenciaba que esos comportamientos son imposibles de evitar en las personas, nosotros no los controlamos, lo único que podemos hacer, es impedir que nos lastimen, y mas aún que nos sigan lastimando después de muchos años; pero el daño estaba hecho en Antonio Castro que no sabía a ciencia cierta, que era lo que le robaba el sueño desde hace tanto tiempo.

Recostado sobre su cama, con un libro abierto que descansaba en su regazo, y con el reloj marcando en números rojos las cuatro y media de la mañana, le asalto la idea de la presencia de su esposa a su lado, cuando la iba a abrazar como consuelo de otra noche que no dormiría, se encontró con el vacío; entonces se puso de pie, miró la ventana empañada, la limpió y permaneció largo rato observando la oscuridad tan viva.
- Pues si no hay nada que perder.
Murmuro irrumpiendo en el silencio de la habitación.
Pisó con sus pies descalzos una caja de pastillas de somníferos, los recogió, una vez sentado en la esquina de la cama, nervioso, se sobó el píe, y jugo con el paquete de medicamento sobre sus manos, quiso tomarse una pastilla, pero su estomago de años de medicamentos estaba muy dañado, y el efecto le servía de muy poco para el terrible malestar que le estaba creando.
Apenas amaneció esa mañana de domingo, fue en la búsqueda de Eleuterio Mina a su local de hechicería, estaba cerrado, y esperó ahí con un cono de helado que se derritió en su mano porque estaba muy cansado para pensar en comer; además del descontrol de su extremidad agotada por la falta de sueño, que no le ayudaba a dirigir el helado hacia su boca. Esperó hasta que dieron las nueve de la mañana, entonces Eleuterio apareció caminando campante por la acera, felicidad a causa de que esa mañana, las cartas le habían predicho un buen día y un amor pasajero.
- ¿Qué te trae por aquí don Toñillo hijo de la chingada?
Apenas lo escuchó, volteó bruscamente y le miró con esos ojos desvelados de toda la vida y le dijo: Ahora si, acepto tu remedio.

Eleuterio Mina lo sito en los alrededores desérticos de la ciudad a las ocho de la noche, con su pijama puesta, y Antonio Castro llego vestido con su atuendo de dormir, sin haber entendido que está última instrucción fue un chiste.
Antonio Castro fue amarrado a una enorme roca café, a su alrededor danzaban humaredas grises que venían del este, en un resplandor de hojas secas quemándose a unos cincuenta metros de distancia. Castro pasó la noche en vela inhalando humo, brillando con las caricias de la luna, y mirando como venía la figura femenina de una hermosa mujer morena, con sus atavíos de “cucapah”, caminando lento desde del sur. Y nunca llegó.
- La luna es romántica, verdad. – Comentó Eleuterio mientras desamarraba a Castro en las primeras luces de la mañana.
- No me siento diferente.
- No tienes porque sentirte diferente mi Tonillo.

Las instrucciones fueron claras, durante ese día, y el que seguía, Castro no debía sentir sobre su piel la luz del sol, y evitar ver luces distintas a las de la luna, debía permanecer en un cuarto a oscuras, escuchando sonidos de la naturaleza o música relajante, debía permanecer tranquilo, y podría salir de la habitación apenas la noche devorara al sol, después de la tarde sangrienta. Aun así, salir no era recomendable, porque debía permanecer tranquilo, sin permitir que algo le alterara demasiado, y la ciudad es bruma y desespero, así que debía tener cuidado con el mundo fuera de la habitación de sombras; >>Sólo bebe leche, no tomes agua u otro liquido, si quiera la pongas a hervir; tampoco comas otra cosa; y no te asustes, porque puedes tener motivos, pero siempre ignóralos<<
Antonio Castro no padeció ningún problema, hasta después de las cuarenta horas, entonces comenzó a sudar, a hervir lentamente en su jugo, a tenerle miedo a la oscuridad, a sentir pasos donde nada había, a sufrir su estomago que se revolvía lentamente, comiéndose a sí mismo; sintió que el reloj se movía lento, y tres horas le parecieron seis, entonces sólo eran las cuatro de la mañana, salió a la calle, intentando refrescarse en los aires frescos de la mañana, pero el fresco lo golpeo de tal manera que comenzó a titiritar, se sentía quemándose por dentro y frío por fuera. Regresó a la habitación agitado, con un terrible dolor en el estomago, pasaron quince minutos cuando comenzó a sentir unas manos frías sobre la espalda, un respirar lento sobre su oreja, entonces se atrevió a prender la luz. No había nada.

Después de las cuarenta y ocho horas viviendo a oscuras, pudo vivir el día de manera normal, a penas llegó la noche, y se recostó en su cama, durmió los sueños que no había dormido desde hacía años.
- No puedo creerlo.
- No sea pendejo mi Toño, usted nunca ha querido creer… Ahora que lo ve, supongo que menos.
Pasaron días, y Antonio Castro seguía durmiendo apaciblemente, hasta que una noche lo último que pensó antes de acostarse fue la idea de la esposa muerta, y sin darse cuenta de lo que era real y lo que no, si estaba durmiendo con los ojos abiertos, o soñando un cuadro con la perfección de los detalles de su habitación; Castro pudo ver como una silueta femenina, fraguada de sombras, habría la puerta en la oscuridad de la noche; sintió las caricias de unas manos suaves, féminas y de uñas largas, ella se posó a su lado, le beso con una pasión febril, que no acabó hasta que la mañana irrumpió en la habitación atravesando la ventana, y ella se hizo granito, y el se acalambro de la cabeza hasta el dedo pulgar del pie; desde entonces no volvería a soñar tranquilo.
- ¿La besaste?
- ¿Por qué?
- ¿Qué hicieron?
- Es malo.
- ¡¿Qué hiciste pinché Toño?!
Desde entonces tenía pesadillas que empezaban tranquilas, alegres, con la figura indefinible de una mujer, que se hacía granito oscuro, y venían las historias por segunda vez de toda su vida, y otras inventadas de una imaginación volátil y mal herida.
Antonio castro se dio cuenta de que soñaba con los ojos abiertos, el día en que despertó en un parque muy lejano a su casa, con las ropas desgarradas y con la boca seca de tanto gritar.
- Cada vez son peores.
- Te vamos a tener que amarrar a la cama mi Toño.
- Y luego.
- Mata a la sombra, antes que se deshaga.

Fueron varias semanas en que Castro no pudo evitar la seducción de la mujer de sus sueños y pesadillas, la noche en que logró rechazarla, fue la ultima de todos los días de sueño. Ella se posó a lado de su cama, le besó, le quiso, y él viviendo en dos mundos al mismo tiempo, llego a su pensamiento la idea de la mujer y la pesadilla. La empujó, y pudo ver su rostro sin forma, ella gritó enfurecida, un quejido furioso y chillón de una mujer que no tenía boca.

Antonio Castro sentado en una silla de madera.
- Mírame a la cara.
- Eleuterio…
- Cállate pendejo.
- ¿Qué le paso a tu cabello?
El hombre saca de su chamarra una pistola.
- Sé como murió tu esposa.
- Asesinada.
- Cállate pendejo.
- Eso…
- Tu vieja era una calienta camas.
- ¡Pinché Eleuterio…!
Castro recibe el golpe de la cacha.
- Cuida tu lenguaje cabrón… Dame lo que busco.
Silencio.
- ¡Háblame pendejo!
- ¡Qué quieres!
- No grites cabrón, que tu vieja no se murió por nada, tú sabes, yo sé, ella sabía, dame lo que vine a buscar hijo de tu puta madre.
- No sé que buscas.
- ¡Déjate de chingaderas!
- No, espérame, te estoy hablando bien, no seas canijo.
- Mira cabrón, tienes varias formas de cooperar, tú escoges, pero no me hagas perder mi tiempo… Tu vieja se murió por puta, y sobre todo… por después hacerse de la boca chica.
Castro se levantó, mientras Eleuterio caminaba rápidamente detrás de él.
Entró en la cocina, consiguió un cuchillo largo, y espero apacible a Eleuterio, y pasaron diez minutos largos y no entraba, entonces se atrevió a abrir la puerta, y recibió otro golpe de la cacha en el rostro.
- No aprendiste nada de estar amarrado a una pinché roca.
- Déjame cabrón.
Un balazo a la rodilla.
Un grito seco.
- Haber cabrón, me vas a decir.
Antonio Castro se levantó con dificultad, y se atrevió a hablar.
- Te voy a decir…
Fue rápido, dijo una frase tan corta, y tomó impulso con la pierna buena, y dejó ir la cuchilla tantas veces sobre el cuerpo de Eleuterio Mina.
- ¡No seas pendejo, que te quiero ayudar!
Otro balazo atravesó el vientre de Castro, aun así, no dejó de hacer llegar la cuchilla contra Mina, hasta que lo vio sin movimiento.

La mañana irrumpió en la habitación, iluminó poco a poco el cuarto con la luz que entraba por la ventana, y sobre el pie del cristal, Castro dejaba ir sus lágrimas heridas. Ella irrumpió el silencio, seguía siendo oscura, sin rostro, sin ropa, sólo una silueta de tres dimensiones femeninas y sensuales.
- Vete de aquí.
Le extendió la mano.
- ¡Déjame en paz!
Y ella no se detenía.
Castro corrió fuera de la casa dejando hilillos de sangre, con la pena cargada a su espalda, con los puños crispados y con la calentura por dentro y el frío por fuera, perdido en dos dimensiones, soñando con los ojos abiertos, con la ropa rasgada, perdido en un mundo que no es el suyo, perseguido por una mujer sin forma, sin rostro…
Dentro de la casa se quedó Eleuterio Mina, muerto sobre los pies de la escalera, con la sangre fresca, y sobre su piel anciana la marca plasmada de lo golpes contusos, y arriba, la habitación de Castro desordenada, y la ventana abierta y empañada de un aliento que se deshace lento, y con la cama, las correas rotas de Castro.


                                                                                                 Saúl Bautista.