El resto
De Saul Bautista
He despertado. Con mucho dolor, los riñones se me escapan. Hace tanto, pero tanto, que no he podido dormir.
Aquí, aquí, sólo nos quedan los últimos, señores y señoras, sólo un millón…
Estoy despierto, si, estoy despierto.
Es que no distingo cuando duermo y cuando sueño, son las mismas imágenes encima de mí, apenas puedo respirar.
Es la última solución, y lo lamento más yo…
No, no… sobre mi mano, tenía una hoja de césped. Todo cambia, todo anda, y el resto del mundo sigue su paso, me ven, me ven en las tinieblas y no dicen nada.
El presidente de los Estados Unidos extendió un comunicado, y cree que vamos por buen camino…
Ojala fuera más rápido.
Quise hablar con ellos, me reuní a las marchas, y nos balearon, soldados gringos mezclados con mexicanos, un tutti fruti de hijos de la chingada, disparando a la masa, niños, mujeres, ancianos, hombres, no les importo; disparaban al bulto de gente huyendo, y al que el dieron, ja…, bien.
Se dieron el lujo de matar, violar, exhibirse como las bestias salvajes que son.
No es una buena noticia, pero, México se ha unido al decreto K50 expedido hace unas semanas por el presidente de los Estados Unidos…
- Revolución compa, revolución, es todo lo que nos queda a los pobres, revolución…
- Ojala no fuera así.
- Así es compa, Ramírez trae una cerveza y tira las cabezas por el despeñadero.
- Si coronel.
- Eso le digo yo. Es lo único que nos queda a los pobres… verdad mi coronel.
- Luchar o morir.
- Ojala…
Y de nada sirvió, continuamos la lucha, las ganas, la espera.
En un mes, habían matado a tres cuartos del total de revolucionarios en el país, aquí como en China, la revolución, no salvaría a nadie.
- Y no les parece injusto por las personas que no pueden pagar.
- Ese no es mi problema, sólo fabrico, si no lo hiciera, nadie podría conseguir uno. Mire el problema no es mío, es del gobierno, pero no lo cuestiona porque le tienen prohibido hacerlo.
- Cierre la boca.
- Ocupan un enemigo, lamento ser yo, pero sólo fabrico.
- Es un descarado.
- Usted una vieja argüendera y mentirosa.
- Corte comercial.
Ya no hay disparos.
Ya no hay más sangre, no la veo en ninguna parte, sólo en mis costados.
Ya no hay gritos, sólo un zumbido de la vida que continua.
El presidente explicó y lloró en un emotivo discurso: …lamento las pérdidas, pero eran personas que ya les era imposible sobrevivir…, el mundo está despoblado… Expresó.
Están bonitos, le dije a mi hija, muy bonitos. Ella dijo que si tendría uno; claro que lo tendría le dije, y claro que era mentira. Costaban mucho, eran pequeños, en cada uno sólo podía vivir una persona, la maquina se movía, tenía potencial para desplazarse durante un mes, refrigerando comida, era como una casa pequeña. Nos sorprendieron a todos las demostraciones, parecía que tenían vida propia, detectaba vida humana cercana y se acercaba, podía encontrar lugares menos contaminados, y podía defenderse si algo lo atacaba.
- El gobierno me ha ofrecido uno. No lo quiero.
Compañeros, sigo liderando este movimiento… ¡sigo liderando está revolución!
Somos el resto.
Tome a mi hija del cuello, y la dormí.
- Aún no, viejo.
Uno de mis hijos todavía no se dormía, y vio cuando les pegue un tiro a su hermana y a su hermano.
- No papá – Dijo llorando. – Déjeme morirme por la buena.
Y así fue, lo vi retorcerse, ese pequeño y escuálido cuerpo se convulsionó frente a mí.
Se ha escogido la manera en que se repartirá, los necesarios, los siempre necesarios…
He despertado. Con mucho dolor, los riñones se me escapan. Hace tanto, pero tanto, que no he podido dormir… y sin embargo he podido despertar, ver está nube disipada proveniente de ninguna parte, un ataque lejano dicen, imposible sellar, sólo hay una posibilidad, escarbar, escarbar cuatrocientos kilómetros bajo tierra, nadie puede hacerlo en tan poco tiempo… esas maquinas si…, lo hicieron. Y las miles de maquinas sobrevivientes, que abren entre llantos sus cofres de carga y bajan a los hombres y mujeres de piernas dormidas, y comienzan a levantar el alma de la siempre bendita patria, que vela por todos… que acomoda el resto de hombres, que no valía la pena salvar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario